Panorámica de Lanjarón desde la Ermita de la Cruz.
- Introducción histórica:
- RECUERDOS DE BOABDIL:
- «El caballo hispanoárabe de Boabdil, de capa torda, blanqueaba majestuoso en la noche. Aunque le dieron el nombre de Natán, era nieto de Harmattán, la montura que le regaló su suegro Aliatar, el alcaide de Loja, señor de El Salar y almotacén de la seda, el día en que emparentaron. Pero aquel se lo mataron en la batalla de Lucena. El segundo Harmattán, su hijo, murió en la de Maracena, atravesado por una lanza. Al tercero, que montaba ahora, todavía joven pero más airoso que ninguno, le cambiaron el nombre esperando que, libre de guerras, gozara de una vida larga y de una muerte tranquila. Sin embargo, como uno de los muchos contrasentidos de la vida, mientras el profeta Natán contribuyó positivamente para la coronación del rey David, éste lo conducía al destierro, tras su derrocamiento. Detrás caminaba Morayma. Su vieja yegua lucera era dócil hasta con los críos. Fátima montaba otra yegua zaína. lustrosa y brillante, que también lucía un luminoso lunar en la frente. La luna creciente era el emblema del Profeta y ella la escogió como si fuera una oración, una súplica para que Alá les ayudara ante el incierto porvenir que les acechaba. Su hija Yuza cabalgaba sobre una mula vieja, mansa y sumamente dócil, que eligieron adrede porque habría de portar a sus dos hijos en los capachos laterales, uno a cada lado. … Arrebujado en su capa de lana, sobre un pantalón de viaje y una chupa recamada, el rey cabalgaba meditabundo y en silencio. Como si quisieran brindarle la última despedida, los gallos del alba entonaban sus cantos en los gallineros. No era la única noche que había pasado en vela analizando su vida y sus circunstancias, pensando que había perdido un reino, su ciudad y su poder real e ignoraba cuantas cosas perdería más en la vida, cuantos contratiempos le habrían de sobrevenir, cuanto sinsabores tendría que paladear… Todos los que el futuro quisiera depararle…» (Leonardo V. Villena, «El último suspiro del rey Boabdil»).
- TESTIMONIO:
- «Las tierras que descendían por las laderas de Sierra Nevada, hacia el mar, desde Lanjarón hasta Alhama de Almería, las repletaban profundos barrancos, hoces sinuosas e impresionantes tajos donde la Naturaleza, bravía y salvaje, tallaba la roca a fuerza de desgaste y erosión. Las lomas más suaves se mostraban salpicadas por viñas de recia y corta cepa que criaban esos caldos sublimes que siempre utilizaron los médicos granadinos como desinfectante…Los secanos llanos y las tierras de riego eventual se poblaban con parrales altos cuyas yemas empezaban a preñarse de pámpanos, de gajos y de racimos. Se mezclaban en promiscuidad con poderosos almendros, gigantescos olivos o higueras de dulcísimos frutos que competían en suculencia con la mejor repostería sarracena. Las tierras de regadío, que gozaban de la bendición del agua a través de acequias rumorosas y serpenteantes, entre brazales cantarines, criaban naranjos y limoneros, limas y albaricoqueros, ciruelos y melocotoneros y frutales de los más raro y variado, desde las digestónicas serbas a las exóticas azufaifas. Los laboriosísimos labradores cortaban los higos en sazón para orearlos al sol. Después, cuando los traspillaban los días de invierno, les envasaban en capachos de esparto verde que vendían en los mercadillos quincenales. Los intermediarios los buscaban con gran interés para exportarlos a la España cristiana y a toda Europa porque, revueltos con pepitas de almendras, formaban el pan de higo, el alimento saludable y nutritivo como ninguno». (Leonardo V. Villena, «El último suspiro del rey Boabdil»).
- El territorio circunscrito por la taha de Orgiva estaba recorrido de Norte a Sur por los ríos Sucio, Chico y Seco, perpendiculares al Guadalfeo, creando una riquísima vega en donde se asentaban varias alquerías en torno a Orgiva, situada en la margen izquierda del río Chico. Esta zona era conocida como Albacete (al-basir, el llano), pues al igual que en Cádiar y en Ugíjar existía un llano en el que se ubicaban otros núcleos de menor importancia. (Carmen Trillo San José, «La Alpujarra antes y después de la conquista castellana»).
- SOBRE LANJARON:«De sus callejas arrancan los caminos resueltos en ademán de lejanía entre urdimbres de parrales, donde todavía cuelgan los calabazones vinateros. Caminos opresos, sometidos al macizo de pitas y chumberas, al entredijo de zarzales, gayombas y madreselvas, colgantes del balate rezumante de frescor, de tierra húmeda, de oreo frondal, de mantillo de bestiajes y rebaños, en tanto el azadón trastea por el barbecho con repique y relumbre de moneda legal. Los gorriones se disputan la larva sorprendida en su letargo. Caminos ondulantes, avezados al pavor de la quiebra, arrebujados luego por hoces y recuestos umbrosos, abiertos siempre a la codicia itinerante, cumplidores del arribo prometido: el olivar, la viña, la besana de trigo, cebada, centeno, habas, endibias, en la ternura frágil del verdor balbuciente. El graderío bancalero, manantial inagotable de toda legumbre y flora comestible. Más arriba, crestones y ribazos de castañar, acopio de fruto, madera, leña, monte, pastura. Oteros empinados de sembradura, arropados ahora bajo la recia costra nívea. Caminos en comunión con el último retazo laborable. Codicia y ambición de estos hijos del terruño, heredamiento de la casta semita, adelantada en la roturación de sus eriales y ejidos. Pasaban los labriegos descifrando en los signos del cielo. La diadema solar, el cerco de la luna, el celaje de Poniente. Porque del cielo desciende todo don perfecto, y el carro de las nubes lo gobierna Jehová, que no cede las riendas ni a sus propios ángeles. Repartición del término en dos mitades. ajustadas a la gracia cascabelera de su río, promotor de molinos, padre nutricio de acequias y regatos, lonja de lavanderas, bataneadoras de trapos y reputaciones. Entramado de caminos trepidantes de porteadores, arrieros, mercachifles, de labriegos y apriscos derramados por la grosura del pastizal. Y en la parcela de suavidad topográfica, el mocetón yuntero removiendo la entraña telúrica, esculpiendo su poema mejor con la reja del arado. Más arriba el brazal, arropado de yedras, helechos, culantrillos, musgos de recio afelpado, donde el chorro ha cuajado en filigrana de cristales extáticos». (Juan Gutiérrez Padial – «LANJARÓN: Historia y Tradición» (1.982).
Barranco de rio Chico en Órgiva.
- Datos de la etapa:
- Itinerario: Lanjarón-Barrio Hondillo-Ermita de San Sebastián-Puente del Río de Lanjarón-Fuente de la Hoya del Grillo-Ermita del Tajo de la Cruz-Venta de los Herradores-Cortijo de los Méridas-Rio Sucio-Las Barreras-Puente del Río Chico-Plaza de la Alpujarra en Órgiva.
- Recorrido: Lineal, 9,3 kms
- Descripción:
- Comenzamos ésta etapa en la Plaza de la Constitución de Lanjarón, junto al Ayuntamiento y a la «Fuente de Los Abuelos» ó «Fuente Viva», obra del escultor Ramiro Megías, inaugurada en 2013 y elaborada con piedra de Sierra Elvira. Éste monumento que conforma una montaña-cueva, de la que mana el agua por todas partes, tiene como tema, las personas (el pasado y el futuro) y la naturaleza, tras las cuales está sobre todo la alegría de vivir…
- Llenamos la cantimplora de la riquísima agua que nos ofrece uno de los muchos pilares repartidos por todos los rincones de esta localidad, que sin ningún género de dudas rinde culto al agua. Aprovechemos esta oportunidad que nos ofrece la ruta y echemos a la mochila agua de primera calidad para el camino, agua en vena que reconforta y nos pondrá especial sabor en los labios.
- Paseamos por el Barrio Hondillo, un intrincado cúmulo de callejas, callejones, plazuelas, pilares y fuentes, adornadas de multicolores macetas, olor a antiguo y a tahona, tináos y hornacinas. En éste placentero recorrido pasamos junto al Pilarillo Chato, la casa natal del poeta local Juan Gutiérrez Padial, la placetilla Colorá con su preciosa fuente y la Fragua de Marcelino. A primera hora de la mañana, apenas circula gente por las calles, siendo un auténtico lujo el transitar por las solitarias calles, alejadas del mundanal bullicio.
- Dejamos el Barrio Hondillo y el casco antiguo de Lanjarón. Pasamos junto al cementerio municipal (inaugurado en 1873), el pilar del Barrio de la Paz, la ermita de San Sebastián (patrón de Lanjarón / siglo XVIII) y el Museo del Agua (obra del arquitecto Juan Domingo Santos, inaugurado en 2009 y construido sobre el solar del antiguo matadero).
- A la derecha, se encuentra el gran cañón antiaéreo ubicado a la salida del casco urbano de Lanjarón en dirección hacia Órgiva. Atravesamos el puente sobre el río Lanjarón. A la izquierda del barranco, encontramos la caudalosa y espectacular Fuente de la Hoya del Grillo, que da testimonio una vez más de la calidad y frescura del agua que baja directamente de los neveros de Sierra Nevada. Estamos ahora en una encrucijada de senderos y caminos, a la izquierda subiríamos hacia el Barranco de Lanjarón, en la falda la Loma de la Bordaila y del Pico del Caballo. Nosotros tomamos a la derecha, caminando con toda la precaución por el pequeño arcén del lado izquierdo de la carretera A-348 (la carretera de la Alpujarra, que la recorre de Este a Oeste, por la vertiente Sur de Sierra Nevada).
- Pasamos junto al saladero/secadero de jamones artesanos «Morillas» y a unos 300 metros, nos desviamos a la izquierda por un carril cementado y que cuenta con abundante señalización, destacando de entre todas una que indica «Tajo y Ermita de la Cruz». También hay señal que dice GR-142, Órgiva, 3 h. Ese es el nuestro. Es el carril del Mimbrón ó pista de la Chaparra (el antiguo camino que desde Lanjarón llevaba hacia Cáñar y Órgiva)
- Toca subir en serio. primero por el carril del Brazal, en el pago de las Laderas, que con grandes curvas supera fuertes desniveles. Comenzamos a coger altura y a poder disfrutar de las primeras panorámicas a vista de pájaro.
- Los tiempos están cambiando y la cosecha de la almendra se ha adelantado (las tareas que tradicionalmente se venían haciendo en Septiembre, ya se hacen en Agosto…).
- A unos 700 m de carril, encontramos un sendero empedrado a la derecha, señalizado con una flecha de bonito azulejo granadino y que pone «Ermita del Tajo de la Cruz». Abandonamos el GR y decididamente subimos por el sendero que va a la ermita, una típica «escaleruela» morisca que, en fuerte pendiente y apenas sin darnos cuenta, nos lleva a la placetilla situada delante de la Ermita, un mirador privilegiado de la zona.
- Junto a la Ermita del Tajo de la Cruz pasa un brazal secundario de la acequia de Mezquerina, que viene desde el Barranco de Lanjarón.
- Un mar de nubes sube raudo desde la costa, dispersándose a la izquierda por el embalse de Rules y el valle del Guadalfeo, tapando la grandiosa mole de la Sierra de Lújar. A la derecha va extendiéndose hacia el embalse de Béznar empezando a tapar igualmente a Pinos del Valle esforzándose en ocultar a la mirada a los minúsculos pueblos del Valle de Lecrín que se resisten a desaparecer por el horizonte. Girones de nubes, empiezan a deshilacharse por el Barranco de Lanjarón. Encima de nuestra cabeza, comienza a formarse una visera suave de nubes que apenas cubre el sol.
- Salimos de la Ermita dirección oeste por un carril primero de tierra y luego cementado, que primero llanea y luego sube hasta las inmediaciones de unas antenas de telefonía, pasando junto a un cortijo y unas naves ganaderas.
- Al llegar junto a un pequeño acueducto, construido con bloques y vigas, enlazamos de nuevo con el carril del Mimbrón, el antiguo camino de Cáñar, con tramos de asfalto y otros de hormigón. Subimos suavemente.
- Poco después pasamos junto a la Venta de los Herradores (situada a la izquierda del camino). Esta antigua venta se encuentra en un lugar estratégicamente situado: paso obligado de arrieros y caminantes, que acercaban sus equinos para ser herrados en aquellos tiempos en los que montar a lomos de bestia era lo más habitual del mundo. Hoy la Venta de los Herradores no cumple esas funciones y ha evolucionado hacia alojamiento rural, por lo que sigue acogiendo a los viajeros en las casas Castaño – Almendro – Mimbre.
- Dejamos atrás la Venta y seguimos subiendo ahora ya de forma suave hasta hacer cumbre. Estamos en la base del cerro del Castillejo. Un paisaje de monte bajo, de chicharras cantoras, esparto, y aromáticas plantas, dedicado al pastoreo. Hay grandes naves ganaderas y pequeñas construcciones para recopilar agua. Pasamos junto al cortijo de Joaquín Jaraba ó del Conde. Subimos muy suavemente. Coronamos el collado, estamos a 892 metros de altura. Aquí dejamos el camino viejo de Cañar y seguimos a la derecha por el sendero GR-142.
- Cambiamos de ladera y empezamos a ver a lo lejos y a la izquierda, en primer lugar el pueblo de Cáñar. Algo más a la derecha el valle del Guadalfeo, el Cerro Corona y entre la niebla y abajo en el llano, al-basir, «albacete», apaciblemente dormida nuestro punto de destino, Órgiva.
- Estamos en la zona de la Yesera, en el paraje de Caña Morada. Dejamos a la izquierda una antigua alberca, que recibe las ricas aguas de un manantial que ha sobrevivido a la pertinaz sequía que sufrimos desde hace años…
- Caminamos, descendiendo suavemente, pasando por las inmediaciones del gran cortijo de Los Méridas, de aterrazada tierra, fértiles vergeles que dan testimonio de la existencia de agua que aflora por barrancos y torrenteras, y donde se cultiva al estilo antiguo, con primor y esfuerzo, almendros, higueras, nogales y hortalizas. Calma y paz, transmiten estos rincones.
- Señales indican que seguimos el GR-142 dirección Órgiva, por un sendero que en su día estaría muy bien, pero que actualmente debemos afrontar con suma precaución, ya que la fuerte inclinación del descenso, por tierra y grava, se ve dificultada por la acción erosiva de moteros depredadores, poco respetuosos, que se han encargado de romper y poner dificultad en el andar. No entendemos como puede existir tanta falta de respeto y de educación y desde aquí hacemos nuestro llamamiento a la restauración y a la creación de conciencia a quien corresponda.
- Órgiva, cada vez está más cerca, termina el sendero y llegamos hasta un amplio carril que va por el margen izquierdo del río Sucio, por el que descendemos. Este torrente normalmente viene seco, pero cuando las aguas bajan por él, lo hacen velozmente y con numerosos arrastres de tierra pizarrosa, con un color negruzco, lo que justifica el nombre de Sucio al río. Pasamos junto a algunas represas de contención del río.
- Cambian los cultivos y la vegetación de monte bajo da paso a extensas manchas de cultivos propios del secano. Llegamos hasta el paraje de Las Barreras. Éste paraje fue uno de los centros alfareros más importantes de Granada, en el que se fabricaban artesanalmente cántaros, macetones, pipotes, orzas, pucheros, tinajas, tejas, ladrillos, … Llegaron a existir una veintena de hornos alfareros y unos 200 artesanos trabajaban en ellos… La transmisión de éste oficio comenzó a desaparecer en la década de 1970.
- Nos encontramos de nuevo con la carretera A-348, que tomamos hacia la izquierda, caminado por el arcén. Pasamos junto al Bar Venta María (con especialidad en migas, choto y carne a la brasa). Al llegar junto a una antigua Casa de Peones Camineros, nos desviamos a la izquierda, por un sendero paralelo a una acequia entubada que nos evita el zigzagueo de la carretera. Una bella estampa de Órgiva se nos aparece ante la vista. Nuestro punto de destino final está cerca.
- El sendero finaliza junto a la carretera A-4132, que a la izquierda se dirige hacia Cañar, Soportújar, el barranco del Poqueira y la Alta Alpujarra. Caminamos ahora a la derecha, por el arcén de la carretera, hasta llegar en un corto tramo, a la rotonda que hay junto a la gasolinera y el Hotel Puerta Nazarí. Donde seguimos a la izquierda, pasando junto al Mirador del Minero (con una escultura en homenaje a ese tradicional oficio, que desde 2007, otea las minas de la Sierra de Lújar…).
- Atravesamos el puente sobre el río Chico y nos adentramos en el casco urbano de Órgiva. Subimos a la izquierda, por la calle Real, penetrando en el entramado de callejuelas que nos llevan sucesivamente hasta la Iglesia Parroquial de la Exaltación, el monumento a Don Quijote, el Ayuntamiento y la espectacular Plaza de la Alpujarra, que contiene abundantes azulejos informativos de los pueblos de ésta preciosa comarca granadino-almeriense. Además, hoy es día de mercadillo, y un abanico de olores, sabores y colores, productos típicos alpujarreños, parecen que nos acogen en amistoso abrazo. ¡Qué buen sitio este para terminar la ruta!
Saludo entre quijotes. Ayuntamiento de Órgiva. Puerta del Centro de Estudios Cervantinos.
- Dificultad: Media-Fácil. Índice de dificultad IBP 43. Ver más datos IBP aquí>>>
- Tiempo en movimiento: 3 h 4 min
- Acumulado: 283 m subiendo; 485 m bajando.
- Media en movimiento: 3 kms/h
- Ver todas las fotos de la etapa aquí>>>
- Datos de Interés:
- Alojamiento: Órgiva, la antesala de la Alpujarra cuenta con una importante oferta de alojamiento, por lo que no será difícil hospedarnos en tan afable localidad. Ver alojamiento de Órgiva aquí>>>
- Gastronomía: Nos encontramos en la Alpujarra y por ello, en Órgiva es fácil encontrar multitud de bares, ventas y restaurantes donde poder degustar los típicos platos alpujarreños, así como confiterías y panaderías en donde se fabrican exquisitos dulces, todos ellos de raíz morisca y herencia de aquellos hijos de Boabdil que se extendieron y arraigaron por toda esta tierra. Puede verse una oferta de lugares donde comer en Órgiva aquí>>>
- Transporte: Para viajar desde Órgiva podemos usar ALSA>>>
- Lugares a visitar: Ermita del Tajo de la Cruz, Iglesia Parroquial de la Expectación, Ermita de San Sebastián, Barrio Alto, Plaza de la Alpujarra, Molino de Benizalte, Casa Palacio de los Condes de Sástago, Sala Cervantina.